Una oración a María para el sábado anterior a la Navidad.


El sábado es tradicionalmente el día dedicado a la Virgen María, por ello compartimos esta oración mariana que se puede rezar el sábado anterior de Navidad para darle gracias a aquella que lo dio todo por darnos al Reconciliador y para que, por su intercesión, Jesús también nazca en nuestros corazones.

La familia se reúne en un lugar apropiado de la casa, en torno a una imagen de Santa María.

TODOS:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

LECTOR:
Al dar gracias a Dios que nos ha dado a su Hijo, debemos dar gracias también a la virgen María. Con su "Sí" a las palabras del Arcángel, por obra del Espíritu Santo, se convirtió en la Madre de Dios y en Madre nuestra, y en la noche de Belén "irradió sobre el mundo la luz eterna, Jesucristo nuestro Señor". Demos gracias a Santa María porque Ella lo dio todo por nuestra reconciliación y pidámosle para que nuestros corazones estén siempre dispuestos a acogerla y con Ella a su Divino Hijo.

ORACIÓN:
Gracias por ser Santa María.
Gracias por haberte abierto a la gracia, y a la escucha de la Palabra, desde siempre.
Gracias por haber acogido, en tu seno purísimo, a quien es la Vida y el Amor.
Gracias por haber mantenido tu "Hágase" a través de todos los acontecimientos de tu vida.
Gracias por tus ejemplos dignos de ser acogidos y vividos.
Gracias por tu sencillez, por tu docilidad,
por esa magnífica sobriedad, por tu capacidad de escucha,
por tu reverencia, por tu fidelidad, por tu magnanimidad,
y por todas aquellas virtudes que rivalizan en belleza entre sí
y que Dios nos permite atisbar en Ti.
Gracias por tu mirada maternal, por tus intercesiones,
tu ternura, tus auxilios y orientaciones.
Gracias por tantas bondades.
En fin, gracias por ser Santa María, Madre del Señor Jesús y nuestra.
Amén.

LECTOR:
Invoquemos al Señor Jesús, Reconciliador del mundo, recurriendo confiados a la intercesión de su Santa Madre. Digamos a cada invocación:

R. Que tu Santa Madre, Señor, interceda por nosotros.
Sálvanos, Señor, por tu anunciación-encarnación, R.
Sálvanos, Señor, por tu nacimiento en Belén, R.
Sálvanos, Señor, por tu presentación en el templo, R.
Sálvanos, Señor, por tu santo bautismo, R.
Sálvanos, Señor, por tu pasión y tu cruz, R.
Sálvanos, Señor, por tu muerte y sepultura, R.
Sálvanos, Señor, por tu santa resurrección, R.
Sálvanos, Señor, por tu gloriosa ascensión, R.
Sálvanos, Señor, por tu don del Espíritu Santo, R.
Sálvanos, Señor, cuando vengas en la gloria, R.

LECTOR:
A nuestras peticiones responderemos:
R. Que interceda por ellos tu Santa Madre.

- Concede al Santo Padre, el Papa Francisco, y a nuestro Arzobispo (se dice el nombre del Arzobispo u Obispo) vida y salud y renuévalos en su ministerio y en su santidad de vida.
R. Que interceda por ellos tu Santa Madre.

- Ilumina las mentes de los gobernantes en la búsqueda del bien común, de la paz y la reconciliación.
R. Que interceda por ellos tu Santa Madre.

- Escucha el llanto de los que sufren, la oración de los perseguidos a causa de su fe, la invocación de las víctimas inocentes.
R. Que interceda por ellos tu Santa Madre.

- Guía a la conversión a cuantos se han alejado de ti.
R. Que interceda por ellos tu Santa Madre.

- Muestra la luz de tu rostro a cuantos te buscan con sinceridad de corazón. /
R. Que interceda por ellos tu Santa Madre.

- Ayúdanos Madre nuestra a que nuestro hogar sea como el de Nazaret, un cenáculo de comunión en el amor.
R. Que interceda por ellos tu Santa Madre.

TODOS:
Bajo tu protección nos acogemos,
Santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos siempre de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.

ORACIÓN:
Oh Dios, tú has manifestado al mundo
entre los brazos de la Virgen Madre a tu Hijo,
gloria de Isabel y luz de los pueblos;
haz que en la escuela de María
aprendamos a adherirnos al Señor Jesús
y reconozcamos en Él al único Salvador
del mundo ayer, hoy y siempre.
Él vive y reina por los siglos.
Amén.

TODOS:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración a San Miguel Arcángel


San Miguel Arcángel, defiéndenos de la Batalla. Se nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprimele Dios, pedimos suplicantes, y tu principe de la milicia celestial, arroja a al infierno, con el divino poder a satanás y a los otros espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las alamas. Amén.

María reina de los ángeles ruega por nosotros.

Oh glorioso príncipe, San Miguel, jefe principal de la milicia celestial, guardián fidelisimo de las almas; vencedor eficaz de los espíritus rebeldes, fiel servidor en el palacio del Rey Divino, eres nuestro admirable gúía y conductor, voz que brillas con excelente resplandor y con virtud sobre humana, líbranos de todo mal. Con plena confianza recurrimos a ti. Asistenos con tu afable protección; para que seamos más y más fieles al servicio de Dios, todo los días de nuestra vida.

G-Ruega por nosotros, oh glorioso San Miguel, principe de la Iglesia de Jesús.

P-Para que seamos dignos de alcanzar tus promesas.

JESUS MARÍA TE AMO, SALVAD ALMAS (3 veces)

*Rece esta oración diariamente.

 del Papa León XIII:

San Miguel Arcángel defiéndenos de la pelea.
Sé nuestro amparo contra la maldad y las asechanzas del demonio.
¡Reprímele Oh Dios como rendidamente te lo suplicamos!
Y tú, Príncipe de las Milicias Celestiales,
armado del Poder Divino,
precipita al infierno a Satanás y todos los espíritus malignos
que para la perdición de las almas,
vagan por el mundo,
Amén

Oración para celebrar en familia la Epifanía del Señor

 


En el marco de la Fiesta de la Epifanía del Señor que se celebra el 6 de enero en Roma y muchas diócesis del mundo, aquí una oración para rezar en familia, comunidad, grupo o de manera personal.

Todos alrededor del pesebre o nacimiento dicen: “En el Nombre del Padre y del Hijo Y del espíritu Santo. Amén”.

Himno

Reyes que venís por ellas, no busquéis estrellas ya, porque donde el sol está no tienen luz las estrellas.

Mirando sus luces bellas, no sigáis la vuestra ya, porque donde el sol está no tienen luz las estrellas.

Aquí parad, que aquí está quien luz a los cielos da: Dios es el puerto más cierto, y si habéis hallado puerto no busquéis estrellas ya.

No busquéis la estrella ahora: que su luz ha oscurecido este Sol recién nacido en esta Virgen Aurora.

Ya no hallaréis luz en ellas, el Niño os alumbra ya, porque donde el sol está no tienen luz las estrellas.

Aunque eclipsarse pretende, no reparéis en su llanto, porque nunca llueve tanto como cuando el sol se enciende.

Aquellas lágrimas bellas la estrella oscurecen ya, porque donde el sol está no tienen luz las estrellas. Amén.

Lectura Bíblica: Mt. 2, 1-12

“Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo».

Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías.

En Belén de Judea, –le respondieron–, porque así está escrito por el Profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel"».

Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje».

Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino".

Si se desea, en este momento tres miembros de la familia colocan las imágenes de los reyes magos en el pesebre junto al Niño Jesús.

Reflexión de San Juan Pablo II

“En esta fiesta de la Epifanía del Señor, el evangelio de san Mateo habla de una misteriosa estrella, que guió a los Magos primero hasta Jerusalén y después hasta Belén, donde adoraron al Niño Jesús (cf. Mt 2, 2. 7. 9. 10).

La estrella que conduce a los Magos hacia Cristo evoca la rica simbología de la luz, muy presente en la Navidad. Dios es luz, y el Verbo hecho hombre es "luz del mundo" (Jn 8, 12), luz que guía el camino de las gentes”.

Oración

Señor Jesús: que a imitación de los Magos de Oriente vayamos también nosotros frecuentemente a adorarte en tu Casa que es el Templo y no vayamos jamás con las manos vacías.

Que te llevemos el oro de nuestras ofrendas, el incienso de nuestra oración fervorosa, y la mirra de los sacrificios que hacemos para permanecer fieles a Ti, y que te encontremos siempre junto a tu Madre Santísima María, a quien queremos honrar y venerar siempre como Madre Tuya y Madre nuestra. Amén.

Se pueden añadir también algunas peticiones y para concluir se reza un Padrenuestro, un Avemaría y tres veces el Gloria.

Todos concluyen diciendo: “En el Nombre del Padre y del Hijo Y del espíritu Santo. Amén”.