Los difuntos necesitan de nuestra oración porque no sabemos si aún están en el purgatorio o ya se encuentran en el cielo. No los abandonemos
Todos tenemos familiares o amigos difuntos y nuestra oración por ellos es una enorme obra de caridad. Por eso, la enseñanza de la Iglesia es clara con respecto al purgatorio:
"Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo".
La Iglesia peregrina
Por la comunión de los santos, los que aún peregrinamos en este mundo debemos orar por las almas de los difuntos que están en el purgatorio:
"En virtud de la 'comunión de los santos', la Iglesia encomienda los difuntos a la misericordia de Dios y ofrece sufragios en su favor, en particular el santo sacrificio eucarístico". (CEC 1055)
Oración
"Padre santo, Dios eterno y Todopoderoso, te pedimos por (el nombre del difunto), que llamaste de este mundo.
Dale la felicidad, la luz y la paz. Que él, habiendo pasado por la muerte, participe con los santos de la luz eterna, como le prometiste a Abraham y a su descendencia.
Que su alma no sufra más, y te dignes resucitarlo con los santos el día de la resurrección y la recompensa.
Perdónale sus pecados para que alcance junto a Ti la vida inmortal en el reino eterno.
Por Jesucristo, Tu Hijo, en la unidad del Espíritu Santo.
Amén.
G. Dale, Señor, el descanso eterno y brille para él tu luz perpetua.
R. Descanse en paz. Así sea.
