Oración a Cristo Rey de Santa Margarita de Alacoque para que reine en el corazón
Oración a la Divinia Infantita
Divina infantita, te pido por los niños sanos y enfermos, por los huérfanos, por los niños de la calle, por los del mundo entero, para que se sientan cobijados por tu amor Divina infantita, por los matrimonios para nunca se sientan solos y puedan educar a sus hijos en la fe, esperanza y la caridad, te lo pedimos por Cristo nuestro señor amén.
ORACIÓN I
Dulcísima Niña María, radiante Aurora del Astro Rey, Jesús, escogida por Dios desde la eternidad para ser la Reina de los cielos, el consuelo de la tierra, la alegría de los ángeles, el templo y sagrario de la adorable Trinidad, la Madre de un Dios humanado; me tienes a tus plantas, oh infantil Princesa, contemplando los encantos de tu santa infancia. En tu rostro bellísimo se refleja la sonrisa de la Divina Bondad, tus dulces labios se entreabren para decirme: "Confianza, paz y amor..."
¿Cómo no amarte, María, luz y consuelo de mi alma..., ya que te complaces en verte obsequiada y honrada en tu preciosa imagen de Reina parvulita? Yo me consagro a tu servicio con todo mi corazón. Te entrego, amable Reina, mi persona, mis intereses temporales y eternos. Bendíceme Niña Inmaculada, bendice también y protege a todos los seres queridos de mi familia. Se tu, Infantil Soberana, la alegría, la dulce Reina de mi hogar, a fin de que por tu intercesión y tus encantos reine e impere en mi corazón y en todos los que amo, el dulcísimo Corazón de Jesús Sacramentado. Amén.
ORACIÓN II
Te entrego, Virgen Niña, mi corazón para que lo presentes a Jesús. Por el amor y complacencia con que te aceptó, cuando a la temprana edad de tres años te consagraste a El, suplícale acepte el mío e imprima en él las virtudes que le faltan, para que, a imitación del tuyo, le sea agradable. Enséñame o despreciar las honras vanas del mundo; haz que siempre sea mi único anhelo crecer en el amor de Dios, cumpliendo siempre su divina Voluntad. Te presento también los corazones de los que no te conocen y no pueden amarte. Oh Virgen Niña, atráelos con tus inspiraciones para que, amándote todos como hijos, vayamos a cantar las glorias y magnificencias de tu hijo Jesús, nuestro Señor en el Cielo. Amén.
ORACIÓN III
Niña celestial, que con tantos prodigios de gracias te dignaste mostrar tus deseos de ver honrada tu tierna infancia -aquel período de tu existencia que fue tan grande ante Dios, por el privilegio de tu inmaculada concepción y natividad dichosa. Tú, la más privilegiada entre las hijas de Eva, vuelve hacia mí, desde esa preciosa Cuna, tus ojos llenos de dulzura y bondad, y continuando tu oficio de Mediadora y Abogada, haz que vea cumplida mi súplica.
No salga yo defraudada en mis esperanzas de tu venerada Cuna, sino que consiga las gracias y los consuelos que te pido.
A mí y a todos, ¡oh María!, alcánzanos el verdadero espíritu de la devoción a Ti, ¡Virgen Niña!, y el don inapreciable de la perseverancia final. Así sea.
1. A diferencia de la devoción al Niño Jesús, la devoción a la infancia de María es menos popular. Conocida en español como Virgen Niña o Divina Infantita y en italiano como Maria Bambina, sus dos centros de devoción son la ciudades de Milán (Italia) y México. En esta última ciudad se fundó en 1901 la Orden de las Esclavas de la Inmaculada Niña, o de la Divina Infantita, por el padre Federico Salvador Román, natural de Almería, y por la mejicana Mª del Rosario Arrevillada Escalada. Su carisma es el de revivir en la Iglesia el anonadamiento de Cristo a través de la imitación de María en el misterio de su infancia. Más información sobre la historia de esta devoción y sus fundadores en la página de las Esclavas de la Inmaculada Niña.
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¿Qué rezar en un velorio?
En un velorio nos encontramos de frente con el dolor de haber perdido a un ser amado, pero también podemos rezar por su alma y encomendarlo a Dios
En un velorio hemos de preocuparnos de actuar con sentido común siendo prudentes con los dolientes y, quienes tenemos fe en Dios, también con sentido sobrenatural porque podemos rezar por el alma del difunto .
La oración también es un medio para dar consuelo a los que quedan y, de paso, ofrecer un verdadero acompañamiento.
El día anterior, antes de la misa exequial, qué oportuno resulta rezar ya sea en la casa del difunto o en la sala de velación.
¿Qué podemos rezar?
Pero, ¿qué oración conviene rezar? La respuesta es sencilla: las oraciones que se sepan, con máxima libertad. Cualquier oración, incluso las oraciones espontáneas tienen valor para Dios.
En ausencia del ministro ordenado, las oraciones en la casa del difunto y en el cementerio deben ser dirigidas por laicos. Alguno de los allegados al difunto también puede dirigir, en el cementerio, algunas palabras de despedida a los asistentes.
Una de las oraciones que se pueden hacer se llama responso. Es una oración dialogada en sufragio por el difunto. Todo responso es sin Misa.
Otras oraciones que se pueden hacer son el Santo Rosario (intercalando alguna jaculatoria a favor de la persona difunta) y la Liturgia de las Horas (el Oficio de los Difuntos).
Ahora bien, el hecho de que se haga una vigilia de oración en casa o en la sala de velación, donde se haya preparado la capilla ardiente, no excluye, si se quiere, la posibilidad de tener también momentos en los que se pueda rendir un "homenaje" (algunas palabras de elogio, exhibición de fotos, videos,...) a la persona difunta, realizar algún canto no litúrgico en su honor y finalmente unas palabras de agradecimiento a las personas que se han hecho presentes (cosas que hay que evitar en la iglesia).
Ambas acciones no hay que fusionarlas, sino que es mejor distanciarlas, sin importar el orden de las mismas.
Responso dirigido por un laico
A continuación, un modelo de responso que está pensado para ser dirigido por fieles laicos.
En casa del difunto o en la sala de velación
(La letra A/ significa “Animador” (el que dirige la celebración). T/ significa “Todos”. L/ significa “Lector”. R/. Respuesta. N. es para decir el nombre del difunto).
1Ritos iniciales
A/. Bendigamos al Señor que, por la resurrección de su Hijo, nos ha hecho nacer para una esperanza viva, por Cristo nuestro Señor.
A/. Aunque el dolor por la pérdida de un ser querido llena de pena nuestros corazones, avivemos en nosotros la llama de la fe, para que la esperanza que Cristo ha hecho nacer en nosotros dirija ahora nuestra oración para encomendar a nuestro(a) hermano(a) N. en las manos del Señor, Padre misericordioso y Dios de todo consuelo.
Señor, escucha en tu bondad nuestras súplicas ahora que imploramos tu misericordia por tu siervo(a) N., a quien has llamado de este mundo: dígnate llevarlo(a) al lugar de la luz y de la paz, para que tenga parte en la asamblea de tus santos. Por Jesucristo nuestro Señor.
2LITURGIA DE LA PALABRA
L/. Lectura del libro de la Sabiduría (3, 1-6.9)
“La vida de los justos está en manos de Dios y no los tocará el tormento. La gente insensata pensaba que morían, consideraba su tránsito como una desgracia y su partida de entre nosotros como una destrucción; pero ellos están en paz. La gente pensaba que cumplían una pena, pero ellos tenían total esperanza en la inmortalidad; sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes favores, porque Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí; los probó como el oro en el crisol, los recibió como sacrificio de ofrenda. Los que confían en Él comprenderán la verdad, los fieles a su amor seguirán a su lado; porque Dios ama a sus devotos, se apiada de ellos y mira por sus elegidos”.
Palabra de Dios.
3SALMO RESPONSORIAL
(Se canta o se recita el salmo 129 con la respuesta que se propone).
R/. : Mi alma espera en el señor, espera en su palabra.
Desde lo hondo a ti grito, Señor: Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. R/.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. R/.
Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, Más que el centinela a la aurora. R/.
Aguarde Israel al Señor, como el centinela a la aurora; porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos. R/.
L/. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos (14, 7-9. 10c-12) Hermanos:
“Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos. Todos compareceremos ante el tribunal de Dios, porque está escrito: “Por mi vida, dice el Señor, ante mí se doblará toda rodilla, a mí me alabará toda lengua”. Por eso, cada uno dará cuenta a Dios de sí mismo”.
Palabra de Dios.
L/.Lectura del Santo Evangelio según san Juan (11, 17-27)
“En aquel tiempo, cuando Jesús llegó a Betania, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania está como a tres kilómetros de Jerusalén; y muchos judíos habían venido a ver a Marta y a María para darles el pésame por la muerte de su hermano. Cuando Marta supo que Jesús venía en camino, salió a su encuentro mientras que María permaneció en casa. Y Marta dijo a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá”. Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará”. Marta respondió: “Yo sé que resucitará en la resurrección de los muertos en el último día”. Jesús le dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees esto? Ella le contestó: “Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”.
Palabra del Señor.
(Si quien preside el responso es un ministro ordenado se puede dirigir a los presentes una breve homilía. De lo contrario se guardará un momento de silencio. Luego todos hacen la Profesión de fe).
A/. Con la esperanza puesta en la resurrección y en la vida eterna que en Cristo nos ha sido prometida, profesemos ahora nuestra fe, luz de nuestra vida cristiana.
T/. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
5ORACIÓN DE LOS FIELES
A/. Oremos, hermanos, a Cristo el Señor, esperanza de los que vivimos aún en este mundo, vida y resurrección de los que han muerto; llenos de confianza digámosle:
R/ Tu que eres la resurrección y la vida, escúchanos.
1.- Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas, y no te acuerdes de los pecados de nuestro(a) hermano(a) N., roguemos al Señor.
2.- Señor, por el honor de tu nombre, perdónale todas sus culpas y haz que viva eternamente feliz en tu presencia, roguemos al Señor.
3.- No rechaces a tu siervo(a) N., ni lo(la) olvides en el reino de la muerte, sino concédele gozar de tu dicha en el país de la vida.
4.- Acuérdate, Señor, de los familiares y amigos a quienes entristece esta muerte y auméntales la fe para que encuentren consuelo y paz, roguemos al Señor.
5.- Acoge en tu Reino de vida a todos nuestros seres queridos que han muerto con la esperanza de la resurrección, roguemos al Señor.
6.- Señor, sé tú el apoyo y la salvación de los que acudimos a ti: sálvanos y bendícenos porque somos tu pueblo, roguemos al Señor.
(Se pueden agregar peticiones espontáneas)
6PADRE NUESTRO
A/. Oremos a nuestro Padre celestial diciendo:
T/. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
(Se puede rezar también un Avemaría)
7RITOS CONCLUSIVOS
A/. Escucha, Señor, nuestras súplicas y ten misericordia de su siervo(a) N. para que no sufra castigo por sus pecados, pues deseó cumplir tu voluntad; y ya que la verdadera fe lo (la) unió aquí en la tierra al pueblo fiel, que tu bondad divina lo (la) una al coro de los ángeles y elegidos. Por Jesucristo nuestro Señor.
T/. Amén.
A/. Dale, Señor, el descanso eterno.
T/. Y brille para él (ella) la luz perpetua.
A/. Su alma y las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.
Se puede terminar con un canto.
(La anterior celebración ha sido tomada del “Ritual de Exequias” de la Comisión Episcopal Española de Liturgia -2ª edición 1989-).