¿Para qué velar a nuestros difuntos?

 

Mónica Muñoz 

Las costumbres que se desarrollan de acuerdo con la cultura ayudan a entender el misterio de la muerte; y velar los difuntos es una manera de honrar su vida

Un acontecimiento impactante para todo ser humano es la muerte de un ser querido, inevitable, es verdad, pero que cuesta aceptar por el dolor que causa la pérdida. Por eso, la costumbre de velar a nuestros difuntos ha perdurado a lo largo de los años.

Velar para asegurarse de la muerte

Se cree que en la Edad Media el uso de utensilios de cocina hechos de estaño podía producir un envenenamiento de los alimentos que derivaba en catalepsia, por lo que sucedía con cierta frecuencia que enterraban vivas a las personas. Por eso comenzó la costumbre de acostar al difunto sobre la mesa y esperar tres días para comprobar la muerte.

"El Ordo exequiarum o Ritual de los funerales de la liturgia romana propone tres tipos de celebración de las exequias, correspondientes a tres lugares de su desarrollo (la casa, la iglesia, el cementerio), y según la importancia que les presten la familia, las costumbres locales, la cultura y la piedad popular".

Hacemos hincapié a la última parte: costumbres locales, cultura y piedad popular. En países de América Latina es común velar al difunto desde que llega a su casa o funeraria y toda la noche, para que al día siguiente se le lleve a la Misa de cuerpo presente y pueda ser sepultado.

En algunas ocasiones, la familia decide esperar hasta dos noches cuando tiene familiares en lugares lejanos, dando oportunidad a que lleguen para despedirse de su ser querido,

Sin embargo, lo fundamental tiene que ver con el amor y el respeto que se le debe al cadáver, simplemente porque fue una persona, y en el caso de los bautizados, templo del Espíritu Santo.

Por eso, el signo de "velar" el cuerpo es un indicio de respeto y veneración por un hijo de Dios, además de la oportunidad para despedirse de él y honrar su vida, dando gracias al Señor por el tiempo que permaneció con nosotros.

El último adiós

Ante el dolor de la separación definitiva, después de la velación la Iglesia acompaña a los dolientes y da palabras de aliento durante el santo Sacrificio de la Misa, con la fe puesta en la resurrección y la vida eterna que nos espera cuando Jesús vuelva triunfante en su segunda venida.

"Así celebrada la Eucaristía, la comunidad de fieles, especialmente la familia del difunto, aprende a vivir en comunión con quien "se durmió en el Señor" , comulgando con el Cuerpo de Cristo, de quien es miembro vivo, y orando luego por él y con él".

Y da con la familia el último adiós:

"El adiós ('a Dios') al difunto es 'su recomendación a Dios' por la Iglesia. Es el 'último adiós [...] por el que la comunidad cristiana despide a uno de sus miembros antes que su cuerpo sea llevado a su sepulcro' (cf. Ritual de exequias, Prenotandos, 10). La tradición bizantina lo expresa con el beso de adiós al difunto:

Con este saludo final 'se canta por su partida de esta vida y por su separación, pero también porque existe una comunión y una reunión. En efecto, una vez muertos no estamos en absoluto separados unos de otros, pues todos recorremos el mismo camino y nos volveremos a encontrar en un mismo lugar. No nos separaremos jamás, porque vivimos para Cristo y ahora estamos unidos a Cristo, yendo hacia Él [...] estaremos todos juntos en Cristo' (San Simeón de Tesalónica, De ordine sepulturae, 367)".

Adorador


SEÑOR YO QUIERO SER
UN VERDADERO ADORADOR
EN ESPÍ - RITU Y EN VER-DAD
YO TE QUIERO ADORAR (2 veces todo el verso).

Dame un corazón sencillo
Dame un corazón sencillo
Dame un corazón sencillo Señor
para entrar en Tu presencia.

Quiero ser agradecido
quiero ser agradecido
quiero ser agradecido Señor
para entrar en Tu presencia

Quiero entregarlo todo
quiero entregarlo todo
yo quiero entregarlo todo Señor
para entrar en Tu presencia.


Guía de oración para visitar las 7 iglesias esta Semana Santa 2025

 

 Por Redacción Central

De la noche del Jueves Santo hasta el Viernes Santo en la mañana es devoción bíblica y católica visitar siete iglesias, una tradición iniciada en Roma por San Felipe Neri y que se ha propagado por el mundo entero.

La visita a las 7 iglesias tiene como fin agradecer a Jesucristo por los dones de la Eucaristía y del sacerdocio que instituyó aquella noche santa.

También se acompaña al Señor en la soledad y sufrimientos en el Huerto de Getsemaní, se recuerda las afrentas que recibió en las casas de Anás, Caifás, Herodes, Pilato, en el Calvario y se le acompaña en el silencio del sepulcro.

Según la tradición, cada iglesia, después de la Misa de la Cena del Señor, guarda el Santísimo Sacramento en el tabernáculo y erige un monumento en señal de acción de gracias a Jesús por su sagrada Pasión con la que redimió con amor al mundo.

Los fieles que visitan los monumentos están invitados a hacer también una oración de reparación por el abandono con que frecuentemente se le deja en el Sagrario y la poca frecuencia a la Santa Misa y Comunión.

Hoy en oración



hoy en oración
quiero preguntar señor
quiero escuchar tu voz
tus palabras con amor
ser como eres tú
servidor de los demás
dime cómo y en qué lugar
te hago falta más

DIME SEÑOR EN QUE TE PUEDO SERVIR
DÉJAME CONOCER TU VOLUNTAD
DIME SEÑOR, EN TI YO QUIERO VIVIR
QUIERO DE TI APRENDER SABER AMAR

Hoy quiero seguir tus caminos junto al mar
Tus palabras, tu verdad, ser imagen de ti
Ser como eres Tú
Servidor de los demás
Dime cómo y en qué lugar
Te hago falta más

Dime Señor en que te puedo servir
Déjame conocer tu voluntad
Dime Señor, en ti yo quiero vivir
Quiero de ti aprender saber amar
Quiero de ti aprender saber amar

Todos juntos vamos


TODOS JUNTOS VAMOS
CANTANDO AL SEÑOR,
Y A SU ALTAR LLEGAMOS
CON CANTOS DE AMOR,
TODOS JUNTOS VAMOS
CANTANDO AL SEÑOR.


Todas nuestras penas quedan lejos
Y nosotros junto al Señor
Por eso cantamos gozos nuevos
Que ofrecemos a nuestro Dios.

Como van los ríos presurosos
Todos a juntarse en el mar,
Así los cristianos correremos
Todos juntos ante el altar.